Selección de textos y lectura de Diana Bellessi. Canciones: Pablo Fraguela y Teresa Usandivaras. Imágenes: Martina Fraguela
MIGUEL ÁNGEL BUSTOS
Dulzura y sonido
Argentino
no por el sonido
por el dolor.
Hueco
por cuatro costados
vacío
en pie
escribo.
Yo te adiós: canto del bienaventurado
Señor Señor porqué me has abandonado
si yo era inhumano
pero rezaba todos los domingos.
Traté de ser altar
siete hostias cada semana para mi
un solo oro para mí tu sangre.
Ahora me doy veinticuatro campanadas
y me duermo como un poco de tierra.
Cuando muera
bajo el canto inhumano de mis hermanos
seré reliquia orín aroma.
Quedaré en mis huesos por toda la eternidad. Amén.
Mare Tenebrarum
En aquel tiempo del triste colegio, en aquel que
jamás recuerdo; soñaba con tigres y pajaros en
lucha y mi corazón era el desierto y el cielo, el sol
y la luna de aquel mundo final.
Llegó hasta mí un sacerdote, llegó y me dijo por lo
que piensas morirán tus ojos, tu piel será maldita
como la piel de las momias, amarás a dios en todo
lo que te destruya.
Me senté junto al muro más cruel y lloré la lepra
del cielo.
Cayó mi corazón, lo perdí, y reyes ya de sangre
pájaros y tigres me acosan para siempre y todas
mis aguas, todos mis ríos huyen muertos hacia el
atroz y calmo Mar de las Tinieblas.
Y el ángel de la locura, el ángel de la fiebre mira,
en mí, al monte coronación del Verbo: escribo para
que me sea dado el Silencio.
HÉCTOR VIEL TEMPERLEY
Uruguaí
Yo en el coche viajo con un hacha
y para nadar no tengo más que desnudarme.
Junto a los saltos del Uruguaí
levanto mis brazos con el hacha.
Todo el monte, veloz, es su cola...
Junto a los saltos del Uruguaí
levanto mis brazos
y sé por qué, sé para Quién, sé para quiénes
los levanto,
sé que mi camino no termina conmigo,
sé que una cosa así no termina con uno
sino que corre por los brazos y el tiempo
hacia los hijos de los hijos,
la nueva luz, el nuevo mundo.
Jugando pienso qué alegría nueva
hachar para los hijos de los hijos,
pensar en los bisnietos mientras hacho
por sudar, porque sí,
hasta arderme los ojos
junto a los saltos del Uruguaí.
Casas
A lo mejor las casas
son el reino
de Dios sobre la tierra
para algunos;
a lo mejor algunos
son el reino
de Dios sobre las casas,
como tiendas.
Acaso Dios es casa,
acaso es tienda:
tienda nomás, no casa.
No hay hacia Dios caminos
ni es casa con terrazas
para mirar desde allá arriba
casa.
Acaso el hombre quiere
volar nomás en medio
de la tienda de Dios,
tomado de la pobre
camisa azul de Dios,
con los ojos cerrados.
Acaso son las llagas
del hombre las que quieren
un Dios así, que deje
pasar la lluvia y vuele
alegre hacia su casa.
Acaso Dios es casa.
FRANCISCO MADARIAGA
Tembladerales de oro
El dolor ha abierto sus puertas al agua de oro del oro que arde
contra el oro el oro de los ocultos tembladerales que largan
el aire de oro hacia los rojos destinos pulmonares con el
acuerdo de los fantasmas de oro coronados por los juncos
de oro bebiendo los caballos de oro los arrieros de oro
envueltos en los ponchos de oro —a veces negro a veces
rojo— y el caballero que repasa las lagunas de los oros
naturalmente populares el que se embarca en las balsas de
oro con todos los excesos de pasajeros de oro que manejan
los caballos de oro con los rebenques de oro bebiendo en la
limetilla de oro del barro de oro de los sueños de los
frescos del oro entre la majestad de las palmeras de oro y
de los ajusticiados y degollados en las isletas de oro bajo
de yacarés de oro del oro del Amor.
ALEJANDRA PIZARNIK
El entendimiento
Empecemos por decir que Sombra había muerto. ¿Sabía Sombra que Sombra había muerto? Indudablemente. Sombra y ella fueron consocias durante años. Sombra fue su única albacea, su única amiga y la única que vistió luto por Sombra. Sombra no estaba tan terriblemente afligida por el triste suceso y el día del entierro lo solemnizó con un banquete.
Sombra no borró el nombre de Sombra. La casa de comercio se conocía bajo la razón social «Sombra y Sombra». Algunas veces los clientes nuevos llamaban Sombra a Sombra; pero Sombra atendía por ambos nombres, como si ella, Sombra, fuese en efecto Sombra, quien había muerto.
JUAN GELMAN
Preguntas
"lo que hacemos en nuestra vida privada es cosa nuestra" dijeron
las Seis Enfermeras Locas del Pickapoon Hospital de Carolina
mientras movían sus pechos con una
dulzura tan parecida a Dios
¿y si Dios fuera una mujer? alguno dijo
¿y si Dios fuera las Seis Enfermeras Locas de Pickapoon? dijo alguno
¿y si Dios moviera sus pechos dulcemente? dijo
¿y si Dios fuera una mujer?
corrían rumores acerca de las Seis
las habían visto salir de hospedajes sospechosos con una mirada triste
[en la boca
las habían visto en una cama del Bat Hotel
las habían visto fornicando con sastres zapateros carniceros de toda
Pickapoon
¿y acaso Dios no sale de los hospedajes con una mirada triste en la
[boca? alguno dijo
¿y si Dios fuera una mujer?
¡tetas de Dios! ¡blancos muslos de Dios! ¡lechosos! dijo
¡leche de Dios! gritaba por los techos de toda la ciudad
así que lo quemaron
hicieron una hoguera alta al pie de la colina del Este
y también quemaron a las Seis Enfemeras Locas de Pickapoon
todas eran rubias y cada día habían visto a la muerte trabajar
eso es todo
así acaban con los temblores mortales e inmortales en Carolina y
otros sitios de Dios
¿y si Dios fuera una mujer?
¿y si Dios fuera las Seis Enfermeras Locas de Pickapoon? dijo alguno
AMELIA BIAGIONI
Gestalt
De mi boca brota el bramido de los soles.
Orión recién despedazado
sopla el cuerno de caza
halalí
que reverbera en astronaves y galaxias.
En flecha en selva y en turbina
con ansia blanca y negra
las estirpes
del polvo al ángel
devorándose comulgándose
persiguen la persecución
halcón azor amor neblí radar
para alcanzarme límpidas a Mí
que soy el Cazador.
JOAQUÍN GIANNUZZI
La carnicería
En un limpio horror de laboratorio
el blanco espacio frío. Sobre el mármol
cumplido el sacrificio,
la ordenada manufactura escarlata
despedazada a sierra y a cuchillo
según una noción sin dios, estrictamente práctica.
En una fuente, húmedas vísceras veteadas de sangre,
sobre un lecho el apio mineral.
La imaginación detenida en el umbral del matadero.
No preguntes al carnicero por los ojos de la vaca.
Piensa en los campos celestiales después del crimen,
el sueño del ganado infinito, la gloria
y la resurrección de toda carne.
(De Señales de una causa personal, 1977)
Lázaro
Los granos de trigo egipcio germinaron
después de cuatro mil años de sombra.
Esto puede parecer demasiado hermoso.
Pero si la energía de la vida
soñó largamente en medio de la muerte
unas pocas gotas de agua y de luz
bastan para que Lázaro mueva los párpados.
(De Señales de una causa personal, 1977)
HUGO PADELETTI
Convertir al desierto
con una rosa implícita
es arduo pero evita
suspicacias. Si el pecho
precede al hecho, el proclamar-
lo es redundancia. Es levantar
bandera y exclamar:
—¡Bandera blanca! Hay semillas
en África que aguardan
años
para convertir al desierto.
No lo convierten, lo enloquecen
por un tiempo.
Sería fatuidad subestimar
la sed y el hambre,
el sueño, el sexo, el miedo.
DIANA BELLESSI
Variaciones de la luz
Un revuelo naranja al poniente
en lucha libre con el violeta
donde se hace de repente un claro
verde como aquel rayo purísimo
perseguido en la juventud
y al fondo el coro de gallinetas
y un silencio al frente que corta
el tajo de luna con más silencio
y plata y noche hasta que sólo
quedan las luces de tu casa
a veces como mágicas naranjas
dulces y en la soledad amargas